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LEER ES RESPIRAR, ES DEVENIR

Olafur Eliasson

   Si yo fuera Texto, sería solo una frase; compleja, cristalina y sorprendentemente simple. No propondría conclusiones estables ni hechos universales, simplemente ideas sentidas, pensamientos personificados y atmósferas. Sería físico, arraigado en la realidad. Sería tan ligero como una pluma o un aliento.

   Si yo fuera un texto largo, haría del tiempo mi guía. Las frases se desdoblarían irregularmente, o podrían sonar como un fuerte latido ejecutado con un ritmo sincopado. Las frases tendrían en cuenta su inevitable acuerdo con el paso del tiempo. Sabrían que momento correspondería a su ahora y estarían vivas en el lector justo antes y después de sus frases vecinas. Trazarían los contornos de un territorio temporal que engulliría al lector.

   Si yo fuera un libro, sería poroso y tendría agujeros. Sus habituales coordenadas, como interior y exterior, quedarían liberadas. La gravedad y la antigravedad se convertirían en factores de mi ser-libro. Propondría al lector que leyera en todas las dimensiones, y esperaría que no olvidara inspirar profundamente y que dejara que las palabras circularan de su cabeza a sus pies, echando raíces en su cuerpo.

   Si yo fuera una obra de arte, no me sentiría autosuficiente. La palabra "autonomía" no estaría en mi vocuabulario. Es más, sería una red de lugares, agentes e intenciones inextricablemente conectados y siempre en un movimiento correlacionado. Esta red consistiría en una instalación experimental (aquello que la gente acostubra llamar "la obra de arte en sí"), los visitantes o usuarios, el lugar donde se presenta - el museo, la galería de arte, la casa del coleccionista, el espacio público, etc. - , el sistema de comunicación  que rodea a la instalación y la sociedad.

   Si aquello que el museo comunica sobre mí tomara una nueva dirección, yo cambiaría. Si se escribiera un texto sobre mí en un catálogo, yo cambiaría. Si los usuarios se relacionaran conmigo de una manera determinada, lo sentiría y cambiaría; y ellos tambien lo sentirían.

   Si yo fuera una palabra, sería bienvenido.

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